El grafiti realista de Madjer Linares | La Prensa Gráfica

2022-09-17 13:37:33 By : Ms. bonny ni

El grafiti es un reflejo de la sociedad que se niega a desaparecer. De ser considerado un acto de vandalismo, el grafiti ha trascendido como un tipo de arte urbano contemporáneo que en los últimos años ha adoptado una técnica más realista y mucho más artística, dejando atrás el estilo asociado a subculturas y fenómenos sociales.

Por José Carlos Molina Ramírez

"Street art" o arte urbano engloba al grafiti realista como una forma de expresión más artística que plasma diferentes estilos, técnicas y perspectivas, a través del uso de la pintura en aerosol.

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A través de su práctica e intervención de espacios públicos, el grafiti es un acto de resistencia y expresión de identidad, una forma de desahogo y protesta, en busca de reconocimiento, visibilidad y oportunidades, y una manera en la que muchos jóvenes participan dentro de la coyuntura de la sociedad salvadoreña.

Este tipo de arte urbano ha sido desarrollado ampliamente por Moisés Esaú Linares Merino, conocido artísticamente como Madjer Linares, un joven salvadoreño, de 29 años, originario de San Vicente y graduado de la carrera de Arquitectura de la Universidad de El Salvador (UES).

"Inicié en el año 2010, cuando tenía 16 años y todavía cursaba educación media. Comencé haciendo grafiti puro, en las calles del área metropolitana, grafiti del que no entiende la gente. Disfruté mucho haciéndolo durante unos años. Luego comencé a depurar la técnica, quería conseguir algo más difícil, algo que significara un reto para mí. Así fue como depuré mi técnica hasta conseguir hacer grafiti realista con aerosol. Ahora trato de ser más auténtico con lo que hago y al mismo tiempo abordar temáticas que son de mi interés y que generen expectativas en la sociedad que interactúa con la obra en la calle", contó el artista en entrevista con LA PRENSA GRÁFICA.

En cuanto a su preparación, el joven muralista aseguró que "a hacer grafiti nadie te enseña". "Cuando comencé no había mucha información en Internet, me refiero a tutoriales de cómo se hacen las cosas. El dominio del aerosol lo aprendí en la calle, a pura prueba y error. Lo más importante es que siempre tuve convicción de que iba conseguir dominarlo", enfatizó.

Al haber desarrollado la técnica con el paso de los años a través de la práctica del grafiti, el uso de aerosol se convirtió para Madjer en su principal herramienta para trabajar grandes formatos como los murales. "Para encajar las figuras en la pared no uso cuadrículas, prefiero dibujar, porque lo considero un proceso más auténtico. Siempre practiqué el dibujo y no se me hace difícil dibujar con aerosol en superficies grandes", detalló en la conversación.

Por otro lado, el objetivo de su arte y de sus temáticas radica en "interiorizar en los pensamientos de las personas" y no solo ser "un arte decorativo", prefiriendo abordar temas complejos y problemas sociales.

Su obra se encuentra plasmada en diversos puntos del Área Metropolitana de San Salvador como la Avenida Las Amapolas y en los bulevares Constitución, Tutunichapa y del Ejército, así como en otros puntos en el interior del país como Cuscatlán, Santa Ana y San Vicente. Actualmente está trabajando en un proyecto personal que consiste en "una galería al aire libre en una localidad clandestina destruida por un deslave".

El proceso y los retos

En lo que respecta al proceso de creación de sus murales, Linares recalcó que lo más difícil es concebir la idea: "La idea viene a veces de manera espontánea, otras veces debe ser forzada por medio de una lluvia de ideas. Después de ese proceso, viene la etapa en la que debo recolectar todas las referencias gráficas para generar una composición en la computadora. Para esto recurro a la toma de fotografías a modelos que contrato, a veces soy yo el modelo".

Para Madjer otra de las partes más difíciles del proceso es el momento de comenzar a trabajar en el lugar, por razones climáticas y no técnicas, por ejemplo.

"Estar bajo el sol durante unas horas, a veces bajo la lluvia, subir y bajar escaleras o andamios es desgastante; pero después de todo, ver el resultado y pensar que va a transformar la imagen del entorno es gratificante", confesó.

Asimismo considera que parte de la dificultad depende de la dimensión de la obra que tiene en mente. "He logrado pintar más de 100 metros cuadrados en alrededor de 12 horas de trabajo. Es verdaderamente rápido, es apenas medio día, pero depende del dominio que se llega a adquirir con los años", compartió.

De acuerdo con Linares, la gestión de los espacios que interviene con sus murales consiste en la elección de una pared que tenga una buena ubicación y condiciones óptimas, y la solicitud del permiso para pintar en dicho lugar, aunque no siempre es así. "Esa ayuda tiene que ver con la búsqueda de muros acordes a mis requerimientos y la petición de los respectivos permisos legales para la realización de las obras. Siempre prefiero los espacios abandonados o destruidos, muchas veces para estos espacios, al estar en abandono, no es requerida una gestión en específico", finalizó.

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